8 May, 2024 | entrevista a

“Toda una vida” es la exposición en la que Tony Benítez ha sido elegido para conmemorar el 25 aniversario de los Jueves Flamencos en la Fundación Cajasol. El gusto de Tony por recrear cuadros flamencos se ha visto reflejado en esta exposición. De hecho, la base de la muestra son los bocetos que durante los últimos 25 años el modisto sevillano ha pintado sobre los programas de mano de dichos jueves organizados por la mencionada fundación. Además de esos apuntes rápidos, se muestra también por primera vez un conjunto amplio de bocetos de trajes de flamenca y batas de cola, todos ellos inéditos, así como algunos de sus diseños de moda y mantones de manila de su propia colección.
Se emociona al hablar del paso de los años y pensar en todo lo que le queda por hacer, a pesar de todo lo que ha hecho. Sus ganas de seguir creando y viviendo le provocan una lucha interna en el presente que le hace sacar el pañuelo. Caracterizado por su prudencia y por su estilo clásico, refinado, siempre sabiendo mantener la distancia y el respeto entre modisto y señora. La suerte la encuentra en los impares, el éxito en el trabajo de un equipo bien formado, la inspiración en la luna, la música, el flamenco o en una playa de Cádiz. Tony sigue teniendo y mostrando la capacidad de crear, un ejemplo claro lo tenemos en los posavasos que ha dibujado hace un mes para su restaurante vecino que considera casa, Robles. En la calle Placentines nos sentamos a recordar lo que fue la costura en aquel entonces y en lo que se ha convertido en la actualidad.

¿Por qué considera que ha sido elegido para esta exposición?
Llevo años dibujando en el teatro a oscuras sobre flamenco, soy flamencólogo de toda mi vida. Desde los ocho años ya bailaba flamenco, es decir, que me han elegido porque soy el único que ha pintado en la oscuridad a los bailaores en movimiento durante los últimos 25 años. La exposición ha sido un éxito tremendo.

¿Cuál ha sido el objetivo de la exposición?
El objetivo de la exposición ha sido un homenaje al flamenco por parte de la fundación. Por mi parte, llevo años solicitando un Museo del Traje en Sevilla, pero no para mí, lo quiero para todas las personas que han trabajado en esta industria de la moda y que no han sido reconocidas por su labor. Grandes modistos y genios que han muerto y no han sido valorados en su momento. Quiero el Museo del Traje en Sevilla para Sevilla, en honor a ellos. No quiero cobrar nada, al revés, quiero donar todo lo que tengo para que el día de mañana quede en manos de la cultura de mi ciudad. Solo quiero rememorar a los grandes de la moda y la costura que son parte de la cultura de nuestra sociedad.

¿De dónde le viene esta pasión por la moda y la costura?
¿Cuál fue su formación?
Esta pasión me viene de pequeño, me gustaba el diseño desde que era un niño. Con cinco años, me gustaba dibujar vestidos y a los siete ya pintaba escenas de teatro, mi otra pasión junto al flamenco. La costura y el teatro han sido mis actividades favoritas. Estudié ATS, es cierto que puede parecer que no tenía nada que ver con moda y diseño pero, en realidad, cuando estudiaba tenía que dibujar el cuerpo humano, así que de ese modo diseñaba sobre siluetas o muñecos.

¿Cómo fueron sus comienzos profesionales?
Comencé cuando ya dejé de ser ATS y me fui a Ginebra, Suiza, donde estuve tres años y se despertó mi curiosidad por la moda, empezando a ofrecer mis dibujos en las tiendas de escaparates. De allí me fui a Madrid, ciudad en la que comencé cosiendo botones para los genios de la moda del momento: Pertegaz, Lino, Herrera y Ollero o Elio Berhanyer, eran algunas de las firmas. En la capital creé mi propio y maravilloso equipo.

¿Existe alta costura en la España actual? ¿la reconoce?
No identifico la alta costura con lo que ahora se considera alta costura, eso es un concepto francés que exige muchos requisitos que no siempre se cumplen. Si la moda española ha traspasado fronteras y ha sido conocida a nivel mundial es gracias a la labor fundamental de las costureras. Sin ellas, no habríamos alcanzado la fama. Yo diseñaba y probaba a las clientas, no cosía, esa labor se la dejaba a las profesionales, las que no deberíamos perder. Tenía un buen equipo que formé en Madrid. Me queda la buena sensación. Me preocupa la falta de mano de obra actual, es importante que se subvencionen talleres de costura y que se fomenten escuelas de aprendizaje que eviten la pérdida de este oficio.

¿Cuál ha sido el secreto de su éxito?
Creo que han sido las casualidades de la vida, el buen trabajo, la honestidad, la prudencia y el saber estar. Siempre he sido muy trabajador y honrado, me enorgullezco al decir que sigo manteniendo el contacto con las personas que formaron parte de mi equipo en aquel entonces y que muchas de ellas, cuando me llaman por teléfono, se emocionan.

¿Cómo era el trato con el cliente de aquella época?
Yo vestía a toda mujer que llamara a mi puerta. Diseñaba según la persona, le aconsejaba en base a sus ideas, creaba un diálogo para saber lo que le podía sentar mejor. Siempre he mantenido la distancia entre señora y modisto. Para mí la clienta era la única protagonista, yo no pretendía serlo. Nunca he tuteado a una clienta. El público de antes era más serio, más formal, era distinto, un cliente muy fijo, si yo siguiera tendría a las mismas señoras. A todas y cada una de ellas les he dado el mismo trato.

¿Cuál fue la mejor época que recuerda?
Para mí todas, todas tuvieron su momento. Es cierto que recuerdo especialmente la época de Rango, la mejor boutique de España ubicada en Madrid, puesto que un día haciendo un dibujo con botones dentro de esta casa de costura situada en Carrera de San Jerónimo decidieron ponerlo en el escaparate. Cayetana de Alba se enamoró del diseño. Recuerdo especialmente esa época porque fue muy buena.

¿Qué le ha aportado Sevilla en su profesión? ¿Cuál ha sido su fuente de inspiración?
Sevilla me ha inspirado muchísimo así como la música española, Turina, Albéniz, Falla; el flamenco; el clásico español; la música ha sido una gran fuente de inspiración. El mar, la playa, Puerto Sherry, lugar al que sigo yendo y me sigue inspirando.

¿Le queda algo por hacer?
Muchísimas cosas, me faltan años de vida. Quiero seguir creando y haciendo cosas, tengo una mentalidad muy joven pero me están pesando los años. En mi cabeza tengo 45 años y yo tengo 89. Es un contraste muy grande el que siento. Es mi lucha interna, pero no dejo de crear.

Texto: Carlota Acuña Ruano
Fotos: Gerardo Morillo

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