En la efímera danza entre hombre y bestia, José María Manzanares emerge como un poeta del ruedo, tejiendo con destreza la muleta como quien compone versos en el aire (Alicante, 1982). Torero. Hijo de José María Manzanares padre, celebró el pasado año su vigésimo aniversario desde que recibió la alternativa, y sus pasos han dejado una estela brillante en la arena del toreo, marcando una obra maestra que es mucho más que una mera carrera y una continuación de un legado familiar que perdura en el tiempo.
Su estilo inconfundible y su habilidad para comunicar emociones a través de la lidia lo han convertido en un referente de la tauromaquia moderna.
Su conexión y vinculación con Andalucía y el flamenco han sido premiados con el galardón “Flamenco en la Piel”, como una figura imprescindible para la expansión de este arte. Lo recibe en Sevilla, su “segunda ciudad” detrás de su Alicante natal, y aborda, con su estoicismo ante el toro y su estilo singular, una mirada introspectiva a este viaje profesional, al cariño que siente por Andalucía, un balance a su temporada y sus próximos sueños por cumplir.
Ha recibido este galardón “Flamenco en la Piel” como una de las personalidades más vinculadas a la moda flamenca y su sector, ¿Cómo recibe este premio?
Muy bien, feliz. El flamenco está muy presente en mi vida diaria, ya sea en casa, entrenando o de viaje, es algo con lo que yo vivo desde muy chiquitito con mi padre, en ese arraigo por Andalucía, y que sigo manteniendo a día de hoy.
Además, en una ciudad tan especial para usted como Sevilla, como también lo fue para su padre.
Sí, Sevilla para la familia ha significado siempre muchísimo, la afición y el cariño y el respeto que nos muestran aquí siempre es mutuo. Cada vez que me veo anunciado aquí o simplemente vengo, es motivo de alegría.
Tuvo una lesión de espalda hace unos meses que le obligó a cortar la temporada, ¿Cómo está de esa lesión? ¿Ya recuperado?
Bueno, hace dos o tres años me empezó a dar guerra en las lumbares y el año pasado fui operado de las cervicales a mitad de temporada que fue lo más complicado. Gracias a Dios me pusieron tornillos tanto en las cervicales como en las lumbares y con la recuperación y rehabilitación pertinente ya me encuentro mucho mejor.
El año pasado se cumplieron 20 años de su alternativa, ¿cómo afronta esta temporada?
Bien. El año pasado era una temporada muy ilusionante, que desgraciadamente me obligué a parar por la lesión durante dos meses, por lo que no pude completar el año entero. Así que he decidido pasar el anterior año a este y lo afronto con muchísima ilusión y muchísimos sueños por cumplir aún, pero sobre todo de encontrarme anímicamente bien, que es lo más importante y tengo muchas ganas. Este año pasado no pude viajar a América y estoy deseando que comience la temporada en España para volver a la carga.
¿Está preparado ya para las primeras ferias anunciadas?
Sí, estamos en plena preparación. Empecé a entrenar el uno de enero aún con los niños. Volvimos enseguida a la rutina y ahora que está terminando el mes ya hay muchos avances, pero me queda todo el mes de febrero. Hay tiempo todavía, gracias a Dios, pero siempre el miedo te hace pensar que no estás que nunca estás lo suficientemente preparado.
¿Con ganas de volver a pisar el ruedo de la Maestranza?
Siempre. Torear en Sevilla es un regalo de Dios y hay que dar gracias de verse anunciado en un marco tan impresionante como es La Maestranza.
Con los muchos años de trayectoria profesional que lleva a sus espaldas, ¿qué consejo le daría a un niño que esté en una escuela taurina y sueñe en ser como usted?
Esfuerzo. Sobre todo, que sea él mismo, es lo más importante. Los artistas transmiten y llegan a ser lo que son porque son ellos mismos. Que tengan fe y que mantengan su personalidad intacta, que no se dejen influenciar por nada, porque lo que nos hace diferentes a cada uno es lo que sentimos y transmitimos. Y por supuesto mucho sacrificio, tener una ilusión y unos sueños que perseguir, porque, aunque cueste, con esfuerzo antes o después, llegarán.
Por último, le quiero preguntar, ¿qué sueño le queda por cumplir?
Poder torear el toro que sueño en mi interior, es el que tuve cuando empecé y que sigo teniendo a día de hoy, porque todavía no se ha logrado. Ojalá algún día lo consiga.
Texto: Carlota Hortelano
Fotos: Gerardo Morillo